«La broma infinita» de David Foster Wallace

Que la mayoría de la gente adicta a una Sustancia también es adicta a pensar, lo cual significa que mantienen una relación compulsiva y enfermiza con su propio pensamiento.

La broma infinita, David Foster Wallace

Sinopsis

Una novela crítica, divertida y reflexiva sobre la adicción, el consumismo y la soledad de la sociedad norteamericana, escrita con gran sabiduría y sentido del humor.

Un lugar: Enfield, Massachusetts. A cien millas de la Gran Concavidad, un yermo radiactivo lleno de bebés mutantes del tamaño de aviones, criaturas sin cráneo y hordas de hámsters salvajes.

Una época: el año de la Ropa Interior para Adultos Depend, en el Tiempo Subsidiado, en una América regida por el totalitarismo ecológico de la ONAN, gobernada a su vez por la oscura Oficina de Servicios No Especificados, en guerra perpetua contra el ultraviolento antiONANismo de Quebec.

Una institución: la Academia Enfield de Tenis, ultraelitista y donde impera una disciplina destinada a abolir todo placer.

Una familia: los Incandenza. James Incandenza, óptico militar convertido en cineasta de après-garde, y su mujer, la promiscua Avril, que alimenta oscuras conexiones con la guerrilla de Quebec. Y sus tres hijos: Orin, genial pateador de fútbol americano y seductor transnacional; Mario, enano y deforme, cineasta como su padre y poseedor de una sensibilidad prodigiosa, y Hal, promesa del tenis juvenil y atormentado por un secreto terrible.

Y una película: El samizdat. El Entretenimiento. La broma infinita. Con el poder de enloquecer a todo el que la vea y destruir así la civilización. El arma perfecta por la que todos se enzarzarán en la Guerra Final por el control de América.


Valoración personal

Nota

10+ (Obra maestra)

* Puntuación de 0 a 10

Opinión personal

Si he de ser sincero, sentía tal temor hacia «La broma infinita» de David Foster Wallace, que lo había pospuesto leer durante varios años debido a su extensión y a los comentarios de otros lectores, en los que una gran mayoría destacaban que no habían podido terminarlo. Pero este año, había incluído la novela entre mis retos del 2023 en el apartado «El gran reto» y, para mi sorpresa, en mi caso resultó ser uno de los mejores libros que he leído hasta la fecha y lo he disfrutado tanto de principio a fin que lo he agregado a mi lista de favoritos de literatura contemporánea. Si bien es cierto que las primeras páginas me dejaron un poco confundido porque no entendía muy bien que estaba sucediendo, pude disfrutar plenamente en todo momento del estilo narrativo de David Foster Wallace.

Es un libro con una trama tan compleja y extensa, y que a su vez incluye múltiples tramas y personajes que se entrelazan a lo largo de más de mil doscientas páginas, que si os digo la verdad, no sé muy bien ni por dónde empezar la reseña. Eso sí, en cuanto a las impresiones que me ha dejado esta obra, puedo decir que es un libro que te lleva a reflexionar sobre diversos temas como la adicción, la soledad, la búsqueda de la identidad y el propósito de la vida. También me gustaría destacar la forma en que David Foster Wallace juega con los géneros literarios, incorporando elementos de la ciencia ficción, la comedia, la filosofía y la crítica social.

Opinión general

La trama principal de la novela se desarrolla alrededor de una película homónima tan adictiva que los espectadores pierden la capacidad de realizar cualquier otra actividad. A lo largo de la obra, se nos presenta la vida de diversos personajes que están vinculados con la película de alguna manera, algunos intentarán conseguir una copia de la película, otros de forma involuntaria se verán envueltos en la trama, mientras que otros, a pesar de ser ajenos a su existencia, se verán afectados por ella.

Además de esto, la novela incluye múltiples subtramas, como la historia de un tenista retirado que trabaja en una academia de tenis para jóvenes, la historia de la lucha por ser el número uno de un grupo de alumnos dopados de una academia de tenis y la historia de un grupo de jóvenes adictos en un centro de rehabilitación. En definitiva, «La broma infinita» es una exploración profunda de temas como la adicción, la soledad, el crecimiento personal y la búsqueda de uno mismo.

La novela tiene un estilo de escritura muy detallista y descriptivo, que a menudo incluye largas digresiones, notas al pie de página y notas de las notas de pie de página que ofrecen información adicional sobre los personajes, eventos y temas que se abordan en la novela. Además, el autor juega con la estructura narrativa y utiliza técnicas como la narración no lineal y la mezcla de géneros literarios para crear una obra única y desafiante.

Hamlet

La relación entre «Hamlet» de Shakespeare y «La broma infinita» de David Foster Wallace no es evidente a simple vista. Sin embargo, existe una conexión sutil y compleja entre ambos trabajos literarios. Por un lado, «La broma infinita» le debe su nombre a la obra de teatro «Hamlet» (aunque en castellano pierde fuerza), en la escena 1 del acto 5 en la cual Hamlet tiene en su mano el cráneo de Yorick, bufón de la corte dice:

Alas, poor Yorick! I knew him, Horatio: a fellow
of infinite jest, of most excellent fancy: he hath
borne me on his back a thousand times; and now, how
abhorred in my imagination it is! 


¡Ay, pobre Yorick! Yo le conocía, Horacio: tenía 
un humor incansable, una agudeza asombrosa. Me
llevó a cuestas mil veces. Y ahora, ¡cómo
me repugna imaginarlo!

Hamlet, William Shakespeare


Por otro lado, ambas obras exploran temas universales como la identidad, la muerte, el amor, la traición y la locura, a través de personajes complejos y una trama que se desarrolla en contextos sociales y culturales complejos. Tanto Hamlet como «La broma infinita» son obras que cuestionan la idea de la identidad y la realidad. Hamlet, el personaje principal, se encuentra en un estado constante de duda sobre su propia identidad y la verdadera naturaleza de las cosas que lo rodean. De manera similar, los personajes en «La broma infinita» luchan por encontrar un sentido de sí mismos y del mundo que los rodea, en un contexto de una sociedad posmoderna.

En ambos casos, las obras se caracterizan por una estructura narrativa compleja, con múltiples capas de significado y simbolismo. En Hamlet, por ejemplo, Shakespeare utiliza el recurso de la «obra dentro de la obra» para explorar temas de verdad, ilusión y percepción. De manera similar, David Foster Wallace utiliza una variedad de técnicas narrativas, incluyendo el uso de notas al pie de página y de personajes que hablan en dialectos extranjeros, para explorar temas de identidad, adicción y aislamiento.

Existe otra conexión (aunque en este caso no está confirmada por el autor) que según comentan algunos críticos literarios y es que el principio de la novela de «La broma infinita» comenta «Yo estoy aquí dentro», es la respuesta al inicio del teatro de Hamlet «¿Quién va?».

Consumismo

«La broma infinita» nos narra la historia en un mundo distópica donde el consumismo (y el capitalismo) han llegado a su zénit. David Foster Wallace no se basta con narrarnos como es ese mundo distópico, sino que también utiliza técnicas narrativas para acercar al lector a ese mundo. Por ejemplo, los años ya no son numéricos, sino que el gobierno vende un año a una empresa para que pueda publicitarse, así que cada capítulo nos indica el día, por ejemplo: «3 de noviembre, año de la ropa interior para adultos Depend» o «Otoño, año de los productos lácteos de la América Profunda». Esto dificulta un poco la lectura al principio, ya que el lector no sabe exactamente la cronología, no sabe que año va antes o después, ya que la narración va dando saltos en el tiempo (sobre todo al principio).

Otra técnica para enfatizar el consumismo del mundo distópico es que cada vez que indica un producto, indica su marca: marca de raquetas, de calcetines, de zapatos,... O el uso incansable de las siglas, algo muy típico del capitalismo escribir los nombres de todas las asociaciones en siglas.

Humor

Antes de leer la novela, uno de mis prejuicios era pensar que David Foster Wallace tenía la intención de crear una obra de arte total, al igual que lo hizo Wagner con «El anillo del Nibelungo». Creía que, a través de una trama compleja junto a sus múltiples alegorías, el autor buscaba crear una obra tan grandilocuente como lo es la tetralogía de Wagner.

Pero al leer la novela me encontré desconcertado, porque en lugar de encontrarme con una obra pomposa y altisonante como las óperas de Wagner, me encontré con una novela divertida, sutilmente irónica pero a la vez mordaz, como lo es «Las bodas de Fígaro» de Mozart. Y al igual que Mozart con su ópera, David Foster Wallace con este libro buscaba hacer una crítica constructiva de la sociedad a través de su humor y sus personajes. En definitiva, «La broma infinita» es una obra que no deja de sorprender al lector y que invita a la reflexión sobre temas profundos y complejos de la vida, utilizando el humor.

Porque una de las características más destacadas de la novela es el uso del humor, que a menudo se presenta de manera absurda y satírica. «La broma infinita» utiliza una amplia variedad de técnicas cómicas, desde el humor negro hasta la sátira y el absurdo. A menudo, el humor se utiliza para explorar temas serios y profundos, como la adicción y la soledad, y para cuestionar la naturaleza de la realidad y la forma en que construimos nuestro sentido de identidad.

Además, David Foster Wallace utiliza el humor como una herramienta para plantear reflexiones profundas sobre la naturaleza del arte y la cultura contemporánea. A través de su estilo irónico y satírico, el autor cuestiona la noción de que el arte debe ser serio y aburrido para ser considerado inteligente, y plantea la posibilidad de que el arte pueda ser divertido y a la vez profundo:

…por qué tanto cine estéticamente ambicioso era tan aburrido y por qué tanto cine comercial y basura era tan divertido.

La broma infinita, David Foster Wallace

Su enfoque no es simplemente la pregunta de si el arte puede ser divertido, sino que va más allá y plantea la posibilidad de que el arte pueda ser muchas cosas a la vez, incluyendo divertido, profundo e inteligente. Y esto nos lleva a una reflexión profunda de la relación del arte con el entretenimiento.

Arte vs. Entretenimiento

«La broma infinita» aborda un tema universal que sigue siendo relevante hoy en día: la relación entre el arte y el entretenimiento. La novela cuestiona la idea de que estas dos cosas son opuestas y no pueden coexistir, y en su lugar propone una visión más compleja y matizada de la relación entre ambas.

En este sentido, la novela se adentra en profundidad en la idea de que el arte no tiene por qué ser aburrido o inaccesible, y que el entretenimiento puede tener un valor estético y artístico en sí mismo. Por otro lado, también se cuestiona la idea de que el entretenimiento es siempre superficial y vacío, y se muestra cómo puede haber entretenimiento que nos haga reflexionar y cuestionarnos cosas.

Sin embargo, la novela también sugiere que la búsqueda del entretenimiento puede ser perjudicial y peligrosa, especialmente cuando se convierte en una forma de evasión de los problemas de la vida real. En el libro, la película «La broma infinita» que es una película de mala calidad pero por contra es puro entretenimiento y altamente adictiva.

Con este ejemplo David Foster Wallace plantea la pregunta de si el entretenimiento puede ser tan adictivo y destructivo como cualquier otra forma de adicción. Incluso llega a plantearse si la búsqueda del entretenimiento en que nos ha abocado el consumismo podría ser el final del arte, ya que la gente ya no consume películas (libros, música,...) que no sean puro entretenimiento y tengan como único fin el arte.

Si reflexionamos detenidamente, parece que vivimos en una sociedad en la que el entretenimiento se ha convertido en nuestra principal preocupación. La mayoría de programas de televisión se enfocan única y exclusivamente en el entretenimiento, incluso los programas políticos, que antes presentaban argumentos detallados y lógicos, han sido reemplazados por diálogos simples y gritos sin sentido para el puro placer de los espectadores. Todo lo que hacemos en nuestro tiempo libre es para entretenernos: pasamos horas en las redes sociales, consumimos series y películas en los servicios de streaming, jugamos videojuegos, vemos deportes por pura diversión, practicamos deporte por entretenimiento, escuchamos música por entretenimiento, viajamos por entretenimiento e incluso practicamos sexo por entretenimiento.

Tanta atención al entretenimiento nos ha hecho descuidar nuestra capacidad de pensar críticamente, y muchos creen que reflexionar les quita tiempo para disfrutar del entretenimiento. Esto ha llevado a que el arte, que siempre ha sido una herramienta para la reflexión, sea catalogado como algo pedante y aburrido. En un intento de competir con el entretenimiento, el arte se ha visto obligado a bajar su nivel y acomodarse a las demandas del público, lo que ha llevado a la creación de obras más simples y comerciales en detrimento de aquellas que incitan a la reflexión y al pensamiento crítico. Por ejemplo, los libros que nos desafían a pensar son etiquetados como complejos y aburridos, como ocurre con «La broma infinita», mientras que aquellos que nos ofrecen una lectura fácil y cómoda, llenos de lugares y situaciones comunes, que no nos sacan de nuestra zona de confort ni nos hacen cuestionarnos nada, tienen millones de ventas.

Esta degradación del arte no sólo afecta a la literatura, sino también al resto de las artes. Por ejemplo, en el séptimo arte, las películas de superhéroes son más populares que aquellas que invitan a la reflexión; y la música ha tenido que descender tanto de calidad que se ha llegado a niveles primitivos con el reggaetón (estamos a un paso de volver a subirnos a los árboles y pasarnos el día toqueteándonos para entretenernos como los monos), mientras que aquellos que disfrutan de la música clásica son tildados de pedantes y esnobs.

En resumen, la obsesión por el entretenimiento ha llevado a una degradación del arte y a una situación en la que resulta difícil distinguir entre lo que es verdadero arte y lo que no lo es: libros que no son Literatura, música que no es Música, películas que no son Cine,…  Esto representa un problema para nuestra capacidad de reflexionar críticamente sobre el mundo y para nuestro futuro como sociedad.

En última instancia, «La broma infinita» sugiere que la verdadera función del arte es hacernos enfrentar la realidad de nuestras vidas, y no simplemente proporcionar un escape temporal. A través de su complejidad y su exploración de temas profundos y difíciles, la novela desafía al lector a reflexionar sobre su propia relación con el arte y el entretenimiento.

Para concluir, «La broma infinita» propone una visión más rica y matizada de la relación entre el arte y el entretenimiento, y nos invita a reflexionar sobre la importancia que ambos tienen en nuestra vida y en nuestra cultura. Es una obra que sigue siendo relevante hoy en día, especialmente en una época en la que el entretenimiento parece estar en todas partes y en la que a veces puede resultar difícil distinguir entre arte y mera distracción.

Conclusión

En definitiva, «La Broma Infinita» es una obra magistral, considerada por muchos como la mejor de las últimas décadas. Si estás pensando en leerla, mi consejo es que la abordes sin miedo y que no te apresures a terminarla. Admito que al principio puede resultar abrumador, pero no te preocupes por abarcar todo de inmediato. En su lugar, sugiero leerlo con calma y disfrutando cada una de sus páginas; es un libro para saborear lentamente, con paciencia, dejándote llevar por la prosa envolvente y profunda de David Foster Wallace. A medida que vayas avanzando en su lectura, te darás cuenta de que plantea numerosas preguntas y reflexiones sobre temas como la adicción, la soledad, la búsqueda personal o la relación entre el arte y el entretenimiento. Además, es un libro que no dejará de rondar por tu cabeza incluso después de terminarlo, y al que volverás una y otra vez para descubrir nuevos matices y significados. Sin duda, una obra de arte que merece la pena ser leída con detenimiento.


Datos técnicos

Título: La broma infinita
Autor: David Foster Wallace
Traductor: Marcelo Covian Fasce
Editorial: Mondadori
Encuadernación: Tapa dura
ISBN: 978-84-397023-6-8
Idioma Original: Inglés
Idioma: Español
Año edición: 2002
Año primera edición: 1996
Páginas: 1216

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